El Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG) en su Boletín de Práctica Número 143, de marzo de 2014, afirma que: “Hasta la fecha no existe evidencia de un efecto teratogénico” si se toma la primera píldora abortiva. En otras palabras, no parece que tomar el primer fármaco provoque defectos de nacimiento.
También, está comprobado que el misoprostol no produce directamente un daño hacia el bebé. De acuerdo con algunos estudios, se especula que el posible daño puede deberse a la contracción uterina sostenida que ejerce el misoprostol en la matriz, lo cual podría disminuir el aporte de oxígeno y nutrientes al bebé.
Aun en caso de existir este efecto, el riesgo relativo para el bebé es menor del 1%. Incluso la Organización Mundial de la Salud aclara en su guía más reciente que “los datos disponibles sobre el riesgo potencial de anomalías fetales después de un aborto sin éxito (con misoprostol o mifepristona) son limitados e inconcluyentes; por lo tanto, si una mujer desea continuar con un embarazo expuesto, no es necesario insistir en finalizarlo”. (Aborto sin riesgos: guía técnica y de políticas para sistemas de salud – 2ª ed. 2013, OMS)"
La progesterona se ha utilizado de forma segura durante el embarazo durante más de 50 años. Los estudios iniciales han encontrado que la tasa de defectos de nacimiento en los bebés nacidos después de la APR es menor o igual a la tasa de la población general. Ni el primer fármaco del aborto con medicamentos ni la progesterona están asociados con defectos de nacimiento.